Si peinas canas, o casi, seguramente recuerdes que antes de estas pantallas ultraplanas hubo otras que también lo eran y que hicieron que a la inmensa mayoría del planeta prácticamente nos petase la cabeza. Hablamos del plasma y de las teles PLED, la versión de LG con la que ser competente en el mercado.
¿Qué son o fueron las teles PLED?
Poco antes de comenzar un nuevo milenio el sector se vio totalmente exaltado por el lanzamiento de los “televisores de plasma”. Estos, sin duda, eran exclusivos para la gama alta, mostrando una calidad de imagen considerablemente mejor de lo que conocíamos hasta la fecha (y unos precios desorbitados y nada proporcionales en mi opinión); tanto que la mayoría de nosotros sólo nos quedábamos embobados mirando “esas teles que sólo pueden tener los multimillonarios”.
Las ventas estuvieron siempre muy por debajo de lo esperado, pues, como digo, el precio de estos paneles era algo literalmente imposible de considerar siquiera para la inmensa mayoría de familias.
Fue la llegada del LCD la que exterminó, en poquísimo tiempo este tipo de paneles, pues su coste era MUY inferior y la calidad, aunque no era comparable, seguía siendo más que alta respecto a los televisores más antiguos; además, estos paneles consumían menos energía, es decir, para quienes veíamos mucho la tele, se notaba en la factura.
Ante esto, en 2912 LG no se achantó sino que diseño algo diferente, los paneles PLED. Estos, que responden al nombre de Pixel Light Emmiting Display, resolvían el tema del consumo excesivo de energía al tiempo que aumentaban la calidad respecto al LCD, teniendo lo mejor de ambos bandos.
En esencia, se trataba de paneles de plasma vitaminado. Tenían las dos celdas de gas que por impulso eléctrico hacían su conversión a plasma pero en esta ocasión se reducían estas, creando una celda para cada subpíxel, creando una concentración mayor de gases, precisando, con ello, de menos energía para que se genere el plasma.
Pero al igual que ventajas, también tenían desventajas como el efecto quemado y, dicho sea de paso, aunque el consumo era menor que el de un plasma, seguía siendo superior al del LCD.
Esto junto a la idea del OLED, que asomaba lejana pero con muchas posibilidades, hizo que los PLED no fuesen tampoco muy demandados, con el usuario haciendo tiempo hasta la llegada de algo mejor en lo que invertir, en parte, al ver que el PLED seguía siendo plasma y que este fracasó.