Como ocurre con todos, el mundo del televisor también sobrevive a base de prueba y error. Algunas de las tecnologías y modas adoptadas sobreviven en el tiempo y suponen un revulsivo para el mercado, mientras que otras llegan… y se van. Es el caso del 3D, algo de lo que ya hablamos hace tiempo y que ahora parece que más que nunca tiene los días contados, pero también de los televisores curvos, que no terminan de cuajar y que ya comienzan a caer en el olvido. ¿Es el principio del fin?
Samsung dice adiós a los televisores curvos, mientras que LG abandona el 3D
Es cierto que cada vez se hacía más complicado encontrar televisores 3D en las nuevas gamas, pero la situación no parece que vaya a ir a mejor, todo lo contrario. Los últimos fabricantes en sumarse a este rechazo al 3D son LG y Sony, siguiendo la estela marcada por otros grandes como Philips o Samsung, quienes ya han anunciado que ninguno de sus televisores de la nueva gama 2017 contará con 3D. Este paso adelante supone un punto de no retorno para una tecnología que no ha cuajado.
Y, sin querer ser pájaro de mal agüero, parece que algo similar va a ocurrir con los televisores curvos. Las curvas llegaron a nuestro salón en 2013 de la mano de LG y Samsung, alcanzándose su máximo exponente en 2015. Si bien el pasado año ya comenzamos a ver un descenso de este formato, en 2017 el propio Samsung empieza a apostar de nuevo más fuerte por los televisores planos. Los surcoreanos ya han confirmado que su serie 9 será lineal.
Pero no es la única que comienza a abandonar las curvas: Philips y Panasonic ya lo hicieron el pasado año, LG las abandona también en 2017 y Sony apenas fabricará unos pocos modelos con ellas, excluyéndolas de sus televisores de gama más alta.
El motivo de esta nueva tendencia es sencillo: las pocas ventas justifican una decisión que supone el principio del fin de las curvas.