La crisis sigue haciendo estragos y se muestra implacable con peces grandes y pequeños sin distinción. Su última víctima ya tiene nombre propio: los televisores Toshiba pasan por su peor momento y la compañía se ha visto obligada a tomar decisiones drásticas para que su nombre no caiga con ellos.
El japonés Toshiba está envuelto desde el pasado verano en un escándalo financiero del que no ha sido capaz de levantar cabeza y que le ha llevado a poner sobre la mesa planteamientos como el cierre de las fábricas de televisores Toshiba en el extranjero. A Toshiba se le acusa de maquillar las cuentas durante más de 7 años, algo que se ha hecho público y que ya le ha pasado factura al fabricante nipón.
Cierre masivo de fábricas de televisores Toshiba
Polonia, Indonesia, algunos países de Latinoamérica e incluso Egipto son algunos de los lugares en los que los televisores Toshiba dejarán de tener representación. Esto no significa que la compañía quiera terminar totalmente con la producción de aparatos de televisión, si no que va a focalizarse en mercados en los que su modelo de negocio funciona mejor: México, Brasil, África y Asia, mercados emergentes en la mayoría de los casos en los que los televisores Toshiba pretenden remontar el vuelo de un negocio que lleva ya algún tiempo con serios problemas de rentabilidad.
Además, la firma japonesa también está desarrollando otras estrategias en sus diferentes segmentos de negocio, como la negociación entre Toshiba, Fujitsu y Vaio para la producción de ordenadores.
Renovarse o morir. Los efectos de la crisis y la corrupción se muestran implacables y para sobrevivir solo queda tomar decisiones tan drásticas como la de Toshiba. La pérdida de la mayoría de sus fábricas en el extranjero supone un duro golpe para una firma venida a menos.